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Parece que está cerca del final de la crisis hondureña

“Si le das iguanas nacimiento, vamos a abrir iguanas”, dijo. Pero no habrá más muertes en este pueblo por tu culpa. (Página 11)

clip image001124 It seems that it’s near the end of the Honduran crisis“¿Qué piensa usted? José Arcadio, respondió con sinceridad: mierda de perro. (Página 14)

– “En esta ciudad, que no mandamos con papeles”, dijo sin perder la calma. Y para que lo sepas de una vez, no necesitamos ningún importante porque aquí no hay nada que arreglar. (Página 25)

El padre Nicanor levantó la mano y las cuatro patas de la silla aterrizó en la tierra al mismo tiempo.

“Nego”, dijo. Factum hoc existentiam Dei probat sine dubio. (Página 36)

– “Usted no es liberal ni nada”, dijo Aureliano en voz baja. No eres nada más que un carnicero.

– “En ese caso”, respondió el médico con la misma calmarme-dar el vial. Usted ya no lo necesite. (Página 43)

– “Sin tonterías”, dijo Aureliano. Es la guerra. Y no lo digo yo Aurelito otra vez, porque ahora soy el coronel Aureliano Buendía. (Página 44)

– “No te dejamos Macondo”, fue todo lo que dijo a Arcadio antes de salir. Lo dejaremos así, tratar de hacerlo mejor cuando regresemos. (Página 45)

– “Yo soy la madre del coronel Aureliano Buendía,” anunció. Los guardias prohibieron su camino. (Página 52)

– “Pido a la sentencia que se cumplió en Macondo”, dijo. El presidente del tribunal se disgustó.

– “No seas astuto, Buendía,” dijo. Es una estratagema par ganar tiempo. (Página 54)

– “Lo hemos perdido para siempre”, dijo Ursula después de la lectura. Y por el camino, que va a pasar la Navidad en el fin del mundo. (Página 61)

Su negligencia fue tan grave que cuando se anunció la llegada de una comisión de su partido autorizada para discutir la encrucijada de la guerra, él se dio la vuelta en la hamaca sin despertar completamente.

– “Toma a donde las putas”, dijo. (Página 70)

– “No me vas a ver”, dijo el coronel Aureliano Buendía. Ponte los zapatos y me ayude a poner fin a esta maldita guerra. (Página 71)

– Esto es un poco agotador, a veces parece que la vida es una novela. ¿Y si nos tomamos un salto?

– “Bienaventurados los que saben”, respondió. Yo, por mi parte, apenas ahora me doy cuenta de que estoy luchando por el orgullo. (Página 173)

-Coronel – dijo entonces otro de sus oficiales-que todavía tiene tiempo para estar bien. Sin inmutarse, el coronel Aureliano Buendía firmó la primera copia. (Página 173)

Estas notas se toman en secuencia del libro “Cien años de soledad”. Cualquier similitud con personajes reales son sólo presagios de Don Gabriel o mera coincidencia.

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